El duelo por el cáncer de mama metastásico es un proceso doloroso que necesita comprenderse para vivirlo de la mejor forma. Te explicamos cómo se manifiesta y que puedes hacer para seguir adelante. 

“Todo es duelo, para mi familia y para mí, no ha parado un solo momento. Perdí la salud, mi pelo, las cejas, pestañas, ganglios, mi seno y la movilidad de mi mano. En la segunda cirugía perdí mis ovarios, la posibilidad de ser madre, no hemos procesado un duelo cuando llega el siguiente.”

Carolina, paciente de cáncer de mama metastásico.

Cuando se habla de duelo, es normal escuchar que se trata de un proceso que entra en automático frente a una pérdida y nos permite adaptarnos emocionalmente a ella. Todos en algún momento hemos sufrido pérdidas y los procesos de duelo han sido distintos en cada ocasión, pero al pasar el tiempo, cada duelo cumplió su función y pudimos seguir adelante.

En el caso de enfrentar una enfermedad como lo es el cáncer de mama metastásico, muchas mujeres comparten el sentir de Carolina, no terminan de asimilar una pérdida cuando se presenta otra que complica el duelo anterior, lo que hace más difícil la situación para la paciente y su familia.

¿Lo estás viviendo como paciente o eres cuidadora y además de elaborar tu propia pena, estás ayudando a tu ser querido con su aflicción? En ambos casos es importante entender cómo se da el proceso de duelo.

La tanatóloga Jéssica Chávez, voluntaria en Fundación Cima, nos explica que el proceso de duelo es diferente para cada persona y, en él, influye el pronóstico, el conocimiento que se tenga de la enfermedad, los recursos económicos, emocionales y su sistema de creencias.

En los casos de recurrencia como nos explica Gina Tarditi, psicóloga del Instituto Nacional de Cancerología, el duelo es más complicado porque la paciente y su familia ya lo vivieron cuando recibieron el diagnóstico por primera vez: “Pensar que recorrerán ese camino de nuevo siempre es muy doloroso, se revive el sentimiento de pérdida y es más duro aceptarlo. La recaída es como sentir la espada de Damocles, siempre ahí, amenazando a la paciente con la sensación de que el mundo se viene abajo y es peor si cree que va a morir rápidamente. Ésta es una preconcepción errónea, porque en realidad puede que sobreviva muchos años.”

Es recomendable que te apoyes con una especialista, puede ser una tanatóloga o psico-oncóloga, ya que entienden las características específicas del cáncer y podrá ayudarte adecuadamente.

Intensidad del duelo

El duelo es una vivencia personal cuya intensidad depende de los siguientes factores:

  1. La edad
    Entre más joven resulta más doloroso imaginar la posibilidad de la muerte.
  2. La idea que se tiene sobre la enfermedad
    El duelo se vive peor si se considera el cáncer como la peor de las enfermedades ó si crees en mitos como: “Te lo buscaste por no manejar bien tus emociones o resentimientos.” En este caso, puedes cargar con un estigma y vivir tu condición como un fracaso o castigo. Si, al contrario, ves la enfermedad como una situación seria, que no elegiste, pero que te tocó vivir por factores que desconocemos, puedes aceptarla como un reto y no como un fracaso.
  3. Locus de control
    Se refiere a la percepción que tenemos sobre las causas de lo que nos pasa en la vida. Si lo ponemos afuera, esperamos que la ayuda venga de los otros para enfrentar la enfermedad. Si lo ponemos dentro, nos damos cuenta qué podemos tomar el control de la forma en que llevamos el padecimiento.
  4. La red social que acompaña
    Es la red que forman la familia y los amigos cercanos. Si es empática y sociable te impulsará “No se necesita un ejército sino un par de brazos que sostengan y unas orejas que escuchen.”
  5. El estilo de apego
    Si eres muy dependiente se te dificultará el manejo de duelo. Si al contrario has aprendido a soltar y desapegarte, llevarás mejor las crisis y los cambios.
  6. El tipo de relación que hay con las familiares
    Si la relación es buena, el duelo será más llevadero. Si, al contrario, es ambivalente, será más doloroso.
  7. El nivel de resiliencia
    Es decir la fuerza interna que has desarrollado para sobreponerte al cambio.

No puedes evitar el proceso de duelo por que es un mecanismo automático de defensa emocional ante las pérdidas, lo que sí puedes hacer, es disminuir la intensidad y duración del duelo, trabajando en los puntos que acabamos de señalar.

Como ya mencionamos anteriormente, en el caso del cáncer de mama metastásico se presenta una serie de pérdidas que complica el duelo. La tanatóloga Jessica nos explica que, al empezar a trabajar con una pérdida, se da un efecto dominó que nos permite trabajar las demás.

También hay que entender que no todas las pérdidas afectan igual. ¿Qué te duele perder a ti? Esa es la primera pérdida que hay que trabajar. También existen trampas en el duelo que son la culpa, el miedo y el enojo y hay que identificar en cual puedes estar estancada. Por ello es primordial que recurras a un especialista que pueda ayudarte a identificar estos puntos y te de estrategias puntuales para tu caso en particular.

El proceso de duelo es doloroso, pero no te resistas, no lo alargues innecesariamente, pide ayuda y podrás manejar mejor emocionalmente cada situación que se presente.

Por Clara Sánchez y Gloria Aguiar Green

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Especialistas consultadas:

  • Jéssica Chávez, Tanatóloga voluntaria de Fundación Cima
  • Angélica Sánchez, Tanatóloga de la Fundación Rebecca de Alba angelica.sanchez@fundacionrebeccadealba.org
  • Gina Tarditi @gtarditi  / gtarditi@prodigy.net.mx Tanatóloga del Instituto Nacional de Cancerología. Imparte talleres de Duelo en el INCAN, son programas de 5 sesiones, una semanal. El próximo será en junio. Consulta fechas en el Centro de Apoyo para Atención Integrad del INCAAN @CAAINCan